lunes, 13 de agosto de 2007

BASURA LEGISLATIVA


Por Juan Carlos Navarro

En período electoral los candidatos a cargos públicos ofrecen carreteras, demarcación territorial, salud, fuentes de trabajo, pero nada de esto se cumple. Ante eso la población que voto por ellos se vuelve escéptica

Aunque también hay candidatos de todos los partidos que recurren a todo tipo de artilugios para ganar la simpatía ciudadana: desde el tradicional reparto de romo, cerveza y comida, hasta la distribución de materiales de construcción. Sin olvidar que muchos prometen "ayudar" a la gente si votan por ellos, por lo que hay quien se afilia al partido en cuestión a cambio de algún "favor".

Cada vez es más difícil manipular a la gente inteligente, pero entre los sectores más desfavorecidos aún se mantiene una cultura política que sí permite el clientelismo (la manipulación política de las necesidades de la gente). Aunque no es suficiente para ganar una elección, sigue siendo atractivo para asegurar votos aunque la práctica incluye a candidatos de todos los partidos.

¿Ha escuchado la expresión que los diputados “deberían de promover leyes de beneficio social”? ¿Ha oído cuando la gente pide que los diputados “legislen a favor del pueblo”? ¿Alguna vez se ha preguntado las consecuencias de solicitar ese tipo de cosas al Congreso?

Pedir eso produce, precisamente, los incentivos perversos que siempre hemos visto en el Legislativo. Los diputados, por andar tratando de quedar bien con los diferentes grupos de presión que llegan a sus puertas a pedir privilegios, se olvidan de legislar con sentido común. Las “leyes de beneficio social” se vuelven leyes de “beneficio al grupito que logró cabildear con éxito”.

Peor aún; se entra en un absurdo círculo vicioso de pretender “medir” el trabajo de los diputados por el número de iniciativas de ley que proponen. Como si el Congreso fuera una fábrica de leyes en donde más es mejor. Es al revés. En vez de continuar haciendo cada vez más leyes, deberían liberarnos del laberinto de regulaciones en las que nos siguen metiendo. ¡En este caso, menos es mejor! Le apuesto a que nadie tiene idea de todas las leyes que existen en el país. Ni diputados, senadores, ni abogados, ni jueces.

Los ciudadanos debemos entender que más leyes casi siempre son peor. Lo que necesitamos son menos regulaciones, pero de mejor calidad. Lamentablemente, eso nunca lo vamos a tener si los diputados constantemente ceden a las presiones políticas de los grupos interesados en obtener beneficios económicos a base de cabildeos políticos.

En parte es culpa nuestra por aceptar tácitamente esa “cultura” en la que los diputados existen para “legislar a favor del pueblo”. Más bien nos debería dar pánico todas esas “iniciativas” de ley que circulan a diario por el Congreso. Créame: nuestro país estaría mucho mejor si se dejara de producir tanta basura legislativa.

TURIAVENTURAS@GMAIL.COM

No hay comentarios: